Sinopsis:
Josh (Patrick Wilson), su esposa Renai (Rose Byrne) y sus tres hijos acaban de mudarse a una vieja casa. Pero, tras un desgraciado accidente, uno de los niños entra en coma y, al mismo tiempo, empiezan a producirse en la casa extraños fenómenos que aterrorizan a la familia.
Opinión personal de Rain Cross:
Para empezar, diré que soy muy fan de esta saga de películas creadas por James Wan y Leigh Whannell, dos directores y guionistas a los que admiro mucho, y que disfruto mucho con este tipo de cintas en las que los sustos y sobresaltos te esperan en cualquier momento.
En Insidious conocemos a la familia Lambert, los cuales se acaban de mudar a una nueva casa en la que comienzan a suceder fenómenos paranormales. Típico, ¿cierto? Pero aquí la diferencia es, como bien dice su publicidad: no es la casa la que está encantada... Es su hijo.
Una mañana, su hijo mayor, Dalton, no despierta, por lo que Josh y Renei visitan a todos los médicos posibles para curar al niño; lo que no saben es que un doctor es lo que menos necesita.
Sin querer añadir spoilers por si alguien no la ha visto, a partir de aquí vemos cómo el mundo de los muertos y el de los vivos está separado por un fino velo... y que muchos espíritus y demonios ansían venir a atormentarnos.
Tanto la historia (familia en casa nueva acosada por entes malignos) como los personajes elegidos me han parecido un acierto. El matrimonio es creíble, y parece una tontería pero el ver a Josh (interpretado por Patrick Wilson, actor fetiche de Wan y que se ha convertido en uno de mis favoritos dentro del género fantástico) poniéndose crema en los ojos ha hecho que lo vea más cercano.
También me gustaría destacar a Elise (encarnada por la veterana Lin Shaye), la vidente a la que acuden en busca de ayuda, y al dúo de cazafantasmas Specks (papel destinado al mismísimo Whennell, que ya hizo de actor y guionista en la saga Saw) y Tucker (Angus Sampson).
El diseño de los fantasmas y demonios que van desfilando a lo largo del metraje están geniales, y sus apariciones ponen los pelos de punta en más de una ocasión.
El mundo creador por Wan y Whennell me ha encantado. Mezcla de fantasmas, criaturas demoníacas, videntes... Puede recordarnos a clásicos como Poltergeist (1982) o, en menor medida, a El Exorcista (1973), pero estamos ante una reinvención del cine paranormal, adaptado a nuestros tiempos, en el cual los jump scares harán que des más de un brinco en el sofá. Sé que ese tipo de sustos no gustan a todos ya que se considera un recurso facilón, pero qué queréis que os diga, yo los adoro ya que hacen que pase un buen rato durante su visionado.
En resumen, la primera parte de Insidious me parece una gran película de fantasmas y demonios que, a pesar de pecar de algún exceso de jump scares, se ha convertido en una de mis sagas favoritas del terror moderno.
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