Sinopsis:
La actriz Madeline Ashton (Meryl Streep) le "roba" el prometido, el cirujano plástico Ernest Menville (Bruce Willis), a su amiga Helen (Goldie Hawn) y se casa con él. Siete años después, Madeline solo vive por y para su físico, Helen tiene sobrepeso y depresión, y Ernest es un borracho y maquilla cadáveres. Pasan otros siete años, Helen ha escrito un libro y, para sorpresa y horror de Madeline, está delgada y guapa por lo que la actriz teme que intente robarle a Ernest, así que acude a una moderna bruja (Isabella Rossellini) que le proporciona un elixir que le hace recuperar la juventud pero que tiene otros efectos.
Opinión personal de Tamara López:
Ahora estaréis pensando que qué mierda hago yo hablando de una película que tiene más años que el sol, concretamente 28, ya que se estrenó en el año 1992. Pues bien, lo hago porque desde bien pequeña la he disfrutado, ya que mi madre es muy asidua al cine y me la puso una y otra vez. No podría decir exactamente cuántas veces la he visto, pero sí que hace tan solo unas semanas volví a verla con mi bonito y la disfrutamos tanto como las demás veces.
Madeline Ashton es una actriz muy famosa obsesionada con la belleza y la juventud que le quita el prometido a su mejor amiga, Helen. Este, un cirujano plástico de renombre, se deja embaucar por la belleza y la fama y pronto se casa con la intérprete. Helen cae en picado a causa de una depresión y solo la consuelan la comida y sus gatos, por lo que pronto se convierte en una mujer obesa y amargada. Pasan los años y, de repente, Helen, joven y guapísima, se ha convertido en una buenísima escritora. Cuando Ernest, su exprometido, la ve, vuelve a quedar prendado de ella y traiciona a su mujer, Madeline, que ya no tiene ni fama ni juventud, por lo que decide acudir a una bruja a por un elixir que le devolverá lo que más ansía: la belleza eterna.
Sobra decir que el reparto es una delicia, pues el trío protagonista, formado por Bruce Willis, Goldie Hawn y Meryl Streep es fantástico. Además, forman un equipo cómico increíble, notándose en la pantalla lo bien que se lo pasaron detrás de las cámaras.
Sí, es una película de humor, pero de uno negro y retorcido que me encanta. Tiene escenas inolvidables, como la del escopetazo en la piscina o la de las escaleras de la iglesia, quedándose ambas grabadas en nuestras retinas y en nuestro recuerdo durante mucho, mucho tiempo.
Me extraña que a estas alturas no la hayáis visto, pero si sois de los pocos que quedan por hacerlo, estáis tardando. Este filme se ha convertido ya para mí en un clásico que no puede faltar, por ejemplo, en un buen maratón de Halloween, o en una tarde lluviosa de domingo.
Coged las palomitas, pues es todo un espectáculo.
P.D: Me asombra ver cómo Bruce Willis es más atractivo ahora que de joven.
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