Buenas a todos, amigos y amigas.
En esta ocasión, os hemos preparado un pequeño especial. Una sesión doble de cine para hablaros de dos películas, las cuales (al menos la primera) a mí particularmente me gustan bastante.
Sí es cierto, que a veces segundas partes no siempre fueron buenas. Todo depende de la persona o el punto de vista, del momento… En cualquier caso y como siempre, no voy a entrar a debatir demasiado sobre este asunto. Simplemente comentaros, que ambas son perfectamente disfrutables e ideales para un pequeño maratón de horror gótico.
Así que vamos allá con mi opinión sobre ambos trabajos.
Sinopsis:
Nos situamos en pleno siglo XIX, concretamente en Inglaterra.
Arthur Kipps, a quien interpreta Daniel Radcliffe (saga Harry Potter, Imperium, Guns Akimbo), es un notario que ha sufrido una terrible pérdida, de la cual a pesar de los años transcurridos no se consigue recuperar. Durante el parto de su primer y único hijo, su esposa falleció y quedó viudo. Eso ha producido en él un profundo cambio, convirtiéndolo en un ser triste y desesperado.
Como consecuencia de este evento, la situación en su empleo no es precisamente la mejor. Sus jefes, cansados de su bajo rendimiento, le hacen un último encargo: desplazarse a una pequeña localidad para vender la vieja mansión Eel Marsh. Si no lo consigue será despedido.
De esta manera, y dejando en Londres a su hijo al cargo de su niñera, tomará un tren que lo lleve hasta el pequeño pueblo donde está dicha propiedad. En él tren conoce a un personaje llamado Sam Daily, interpretado por Ciarán Hinds (Munich, Pozos de Ambición, series Juego de Tronos o The Terror), originario precisamente de dicha población. El señor Daily es un tipo afable que se ofrece a acercarlo hasta el lugar donde pernoctará, ante lo cual Arthur no puede más que aceptar.
Una vez en el pueblo nuestro protagonista se topará con un ambiente enrarecido, y no tardará en descubrir que todos los habitantes le rehúyen y que, además, claramente no es bienvenido.
Aún y con esas, con la firme decisión de hacer la labor que se le ha encomendado, conseguirá que un tipo, a cambio de una desproporcionada cantidad de dinero, le lleve hasta la mansión: un edificio majestuoso y ruinoso a partes iguales, situado en una isla y separada por un largo camino del resto de la civilización, el cual está rodeado de marismas las cuales en función de las mareas convierten dicho camino en un lodazal impracticable.
Una vez allí, y tras comenzar a recopilar documentos, Arthur descubrirá oscuros acontecimientos que ocurrieron en dicha casa, y que además de alguna manera están ligados a una maldición que marcará no solo su futuro, sino el de todo el pueblo.
Opinión personal de David P. Yuste:
Lo primero que tengo que apuntar sobre este film es que es una adaptación (un tanto libre) de la novela con el mismo título, escrita por Susan Hill. Además, sobre ella ya se realizó una primera versión en 1989 directamente para televisión que tuvo bastante éxito y que logro varias nominaciones a los premios Bafta en ese mismo año.
Una vez dicho esto, tengo que deciros que a mí, particularmente, es una película que me gusta bastante.
Por un lado, la puesta en escena, el aura sombría y densa que acompaña toda la película dotándola de una fuerte esencia gótica, ya es un punto a su favor. Por otro lado, y dejando atrás las licencias a la hora de usar la historia en la que está basada, el argumento clásico de casa encantada, espectros y maldiciones la hacen una maravilla dentro de su género. Podrá haber cientos de películas de la misma temática, pero la mezcla de elementos que se reúnen en La mujer de Negro, alternando el misterio más tradicional con los elementos del terror actual, hace de ella un largometraje para mi gusto, fabuloso.
Por supuesto, siempre lo digo pero es que no puedo evitarlo, contar con Daniel Radcliffe en ella ya es un punto más a su favor. Y es que, una vez más, vuelve a demostrar que es un actor que se atreve con cualquier papel y no le da miedo salirse de los convencionalismos, y por supuesto, separarse de los encasillamientos teniendo en cuenta su trayectoria inicial, tras tantos años interpretando al mismo personaje.
Así pues, creo que es una obra que todo aquel que no haya visto, que disfrute con el terror clásico, con un fuerte y marcado acento inglés, debería de ver.
Sinopsis:
Han pasado varias décadas desde los acontecimientos sucedidos en la primera parte. Concretamente, nos encontramos en el año 1941, en plena Segunda Guerra Mundial.
Londres es asediada continuamente por los bombardeos alemanes de manera indiscriminada, lo cual hará que la directora de una escuela que acoge niños necesitados y huérfanos decida alejarlos de esta situación tan difícil para tratar de ponerlos a salvo. Dicha directora, Jean Hogg, a la que pone cara la veterana actriz Helen McCrory (La reina, varias películas de la saga Harry Potter, Loving Vincent), no estará sola, ya que cuenta con la ayuda de una joven profesora que tiene buena mano con los niños llamada Eve Parkins, interpretada por Phoebe Fox (serie Black Mirror, Blue Iguana, The Aeronauts).
De nuevo, al igual que en la primera película, deben tomar un tren que les aleje de Londres para encaminarse a una vieja casona, la cual ha sido cedida para acoger a estos niños y muchos otros que irán llegando, para alejarlos del peligro. Cuando están a punto de ponerse en marcha, se incorpora al grupo un pequeño llamado Edward que ha quedado huérfano recientemente, y que tras el incidente solo se comunica mediante un cuaderno.
Ya a bordo del tren, Eve conocerá a un aviador llamado Harry Burnstow el cual ha sido destinado también al aeródromo ubicado en la población de Crythin Gifford, y con el que congeniará enseguida.
Una vez en su destino, allí les aguarda un transporte que los conducirá a la mansión. Sin embargo, a mitad de camino sufrirán un pinchazo que les obligará a detenerse en el pueblo. Deshabitado, medio en ruinas y en unas pésimas condiciones, allí Eve se topará con un extraño personaje que la asustará y hará que huya en dirección al grupo.
Para llegar a dicha propiedad tendrán que atravesar un angosto camino a través de unas marismas para acabar en una isla en la que está situada (efectivamente, volvemos a la mansión Eel Marsh, escenario de la primera película).
Allí, el estado ruinoso y destartalado de la mansión desalentará al grupo. Aun así, Eve tratará de no desmoronarse y animará a los chicos a que se pongan lo más cómodos posibles para pasar la noche.
Pero de nuevo, y como os podéis imaginar, aquello que permanecía dormido en la casa no tardará en reaparecer y empezarán a producirse macabros e insólitos sucesos.
De esta forma, y sin saberlo, se habrán metido en la boca del lobo cuando en realidad lo que pretendían era salvar a ese puñado de niños.
La cuestión es, ¿lograrán evitar la maldición y escapar de las garras de ese Ángel de la Muerte?
Opinión personal de David P. Yuste:
La idea inicial de dicha continuación de por sí no es mala. Pasamos de una historia en la que los niños (lo siento, intentaré hacer la menor cantidad de spoiler posible) son los grandes agraviados, por lo que el objetivo es ponerlos a salvo a toda costa; a una secuela en la cual el objetivo es el mismo por diferentes razones, pero que sin saberlo son empujados a la fuente del problema. Lo cual es lo mismo que conducir directamente las ovejas al matadero, empleando palabras menos amables.
Tengo que decir que, como otras muchas continuaciones, la intención es buena. Tal vez se abusa de la repetición de algunos elementos ya empleados en la primera película (algo inevitable, ya que la fuente del mal es la misma), y sí que también es cierto que se echan de menos algunos sustos de más y ese aura gótica y siniestra que está presente en la original.
No obstante, y aunque no sea el mejor de los films que ha dado la industria, a mi parecer es una secuela bastante entretenida y digna.
Tiene un guion bastante bien hilado, que decae en algunos momentos, sobre todo al final. Pero eso no le resta interés. Y, como decía al comienzo de este pequeño artículo, me parece en su conjunto un buen largometraje para prepararse un cubo de palomitas, apagar las luces y, junto a su antecesora, deleitarse con un maratón de sustos, espectros con muy mala baba, y misterio.
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