Mientras escribo: La serpiente roja



Sinopsis:

«Desde que tengo uso de razón, siempre he querido salir de esta casa. No se, es como si en ella se agazapara algo terrorífico… Muchas veces he comenzado a rodearla intentando adivinar su tamaño, pero llego a un punto en que la pared exterior se interna en la espesura del bosque y no se ve nada más. En la inmensidad de la casa, hay habitaciones que nunca he visto y a las que nunca he podido acceder… El pasillo que conduce a las habitaciones prohibidas está cerrado por un espejo de bronce verde».

Con esta premisa a modo de confesión, el personaje nos introduce en la historia.
Antes de pasar a daros mi opinión, me gustaría dejaros un poema que el autor añade al comienzo de la historia, algo que suele hacer con asiduidad, y que de alguna manera potencia la trama, y sirve de premisa, de lo que encontraremos a continuación.

Se titula: La noche que vomité sangre.

La noche que vomité sangre, un sueño tuve.
Los postes telegráficos recortados contra el crepúsculo, una sombra olvidada.
Se funde al anochecer, se funde en un infierno de sangre.
Y en el infierno hay alguien…

Un tatuaje descolorido, en la espalda de mi padre.
Una llamada vacilante, en la voz de mi madre.
Dos esqueletos abrazados, mi abuela y mi abuelo.
Un montón de carne, mi hermano pequeño.
Son los gritos, de mi esposa y mis hijos.

Astillándose tristemente, huesos y huesos.
Amándose y detestándose, carne y carne.
Rabia y dolor, sangre, sangre y más sangre.
Desesperado, doy vueltas alrededor del estanque.
Doy vueltas, y vuelvo al inicio.

En día en que vomité sangre y caí, tuve un sueño.

– Shin-Ye Antsû.



Opinión personal de David P. Yuste:

Tal vez, de todos los mangas que he leído de este autor en concreto, Hideshi Hino, puedo decir, al menos hasta el momento, que quizás haya sido el más perturbador de todos.

En él, una vez más nos vuelve a introducir en una especie de ensoñación perversa, cruda, voraz. Una pesadilla de la que quieres salir, pero que a la vez te mantiene atrapado, aferrado con fuerza entre sus páginas y de la que te es imposible escapar. Que te consume a medida que avanzas, pero que no quieres soltar, ya que por otro lado es hipnóticamente atrayente.

La serpiente roja está narrada desde los ojos de la infancia, en este caso la visión de un niño que habita en una casa misteriosa. Un laberinto sin fin rodeado por un bosque del que le es imposible escapar. Dentro de dicha gigantesca mansión todos a su alrededor, en este caso su familia, conforman un grupo de personajes extraños que rozan peligrosamente los límites de la locura misma. Casi hasta el punto de que puedes tocarla con las yemas de los dedos. Real e ilusoria a la vez, palpable e invisible salvo por las impactantes imágenes que se nos muestran. Esta trama se alterna con una peculiar maldición que se esconde a la vista, tras un misterioso espejo al final de uno de los pasillos, y que bajo ningún pretexto debe atravesarse.


Desde las primeras páginas, el autor ya da muestras de su sello característico, lanzando ligeras pero furiosas pinceladas de una irrealidad singular, del mismo modo que si las estuviera propinando con un hacha cruel y sanguinolenta. De esta forma, va rellenando cada hoja impresa con las salpicaduras propias de esa demencia que acostumbra a acompañar todas sus obras. Pero además, y una vez más, se nota un trasfondo mucho más profundo. Ya que en La serpiente roja, una vez más y de alguna manera, se introduce a sí mismo a través de sus recuerdos, como si de esa manera pudiera alejar los fantasmas de un pasado complicado, y a menudo tortuoso. A modo de hilo conductor, te introduce con su personaje, y la par tal vez, de manera inconsciente, se evoca él mismo, como os acabo de mencionar, plasmando su pasado a través de los dibujos.

Como siempre, tengo que deciros que me ha parecido un buen trabajo. Aunque en este caso, como ya os adelantaba antes, en este manga, Hideshi Hino va más allá. Es tremendamente inquietante, casi sacado de una pesadilla terrible que desearías no haber visto.

Si lo conocéis, os haréis una idea de lo que encontraréis en sus páginas, escenas dantescas, que de una forma retorcida me evocan (salvando las diferencias, aunque poseen ese mismo toque que se acerca demasiado a la oscuridad) a algunas escenas de los cuadros que en su día pintara el gran artista Hieronymus Bosch (El Bosco), y que ocultan infinidad de mensajes y secretos.

Un infierno personal, plasmado a modo de historia.

Altamente recomendable para todos los amantes del terror gráfico, sin miedo a los tabús, lo explícito y en ocasiones, también retorcido.



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